Two Steps Forward / Dos Pasos Adelante
Photo by Chris Jordan.
It happened two weeks ago. The silence was broken. The sounds of laughing kids echoed across the stage and awoke the giant Catrinas still standing stage left, where we filmed them last October for our virtual Dia de los Muertos. This was the day that kids were able to be back in the theatre for the first time in a year and a half for our Summer ‘Cool program; our hybrid online theatre camp culminating with an in-person day at the theatre. Our Summer ‘Cool show was the first public event we‘ve held at 24 th STreet Theatre since we rolled out the ghost light and locked up the building on Friday the 13 th of March, 2020.
The thought of having our first public event in a pandemic, albeit a receding one, seemed overwhelming. New safety protocols needed to be followed for our first event back in the space. We all wore masks and we did temperature checks of everyone entering the building. Everyone was seated one at a time to keep social distance and we limited the number of parents and guests so we were at less than 50% capacity. We taped out a 6ft square on the stage for each student so they could easily stay distanced from each other. Instead of the usual pot-luck reception in the lobby afterward, we hired an ice cream truck to add to the fun. We even set up tents in front of the theatre so that we could be outside to safely eat ice cream and the beautiful red velvet cake that one of our parents made featuring our logo in front of gorgeous red velvet curtains, like the ones that hang in our theatre. Yes, a lot of changes in this time of Covid.
But the amazing part was how quickly it all became normal. And normal is good. Right now normal is very good. What I learned in our first live event in the theatre since Covid was that the normal part is the human part of being together. The greeting, the communication, remembering how much a person means to you when you see them, hugging them, and laughing with them. Sharing humanity. The not normal things, like the masks and social distancing quickly fade to the background when you’re face to face with other humans and the normal task of communication takes over. Even with the catastrophic pandemic year we’ve all been through, it is quite surprising how quickly getting back to our routines feels normal. Like riding a bike.
Kids played together, parents shared with us how their families fared during the pandemic. Masked hugs, but hugs nonetheless, were enjoyed. Eye contact was made, and held, and appreciated. People were people. Just like the good old days before any of us ever learned the word Covid.
One of the things I really worried about at the beginning of the quarantine, was that the new normal would be a world where people are scared of being around one another. Remember how we all tried to run from each other in the grocery stores at first? Grabbing something off a shelf and passing each other quickly on the narrow aisles. It was awkward. So awkward, in fact, that I feared people would permanently become isolated. I feared that handshakes and hugs were things of the past. And I feared what that would do to humanity.
But we now know that my fears did not materialize. Humans passed the humanity test with flying colors. Not only are we not scared of each other, we can’t wait to be together. As soon as we got the all clear to venture back out into the world, even behind masks the smiles were evident and the hugs were flowing. Handshakes, we now know, are still habit for humans. Our year of quarantine did not train us out of our humanity. And that is good. It is good to be back. Even with new mask requirements, even as we take two steps forward and one step back in July with an uptick of the unvaccinated. Even with the sobering reminder that we’re not completely out of the woods yet, it was great to be back in the theatre for a live event this month. Because now we can know we can do it. We can see it. Now we don’t have to wonder if we’ll ever see you in our beautiful old theatre again. We just have to wonder when.
Ocurrió hace dos semanas. El silencio se rompió. El sonido de los niños riendo resonaron en el escenario y despertaron a las catrinas gigantes que aún estaban donde los filmamos en octubre pasado para nuestro Día de los Muertos virtual. Este fue el mes en que los niños pudieron volver al teatro por primera vez en un año y medio para nuestro programa Summer Cool; nuestro campamento de teatro en línea híbrido que culmina con una presentación en vivo en el teatro. Nuestra función de Summer Cool es el primer evento público que celebramos en el Teatro 24 desde que apagamos la luces y cerramos el edificio el viernes 13 de marzo de 2020.
La idea de tener nuestro primer evento público en una pandemia, aun cuando todavía no termina, parecía abrumadora. Debíamos seguir nuevos protocolos de seguridad para este primer evento en nuestro espacio. Todos usamos máscaras y nos fue tomada la temperatura antes de ingresar al edificio. Uno por uno fuimos acomodando a los padres e invitados en las butacas para mantener la sana distancia y limitamos el número de asistentes a menos del 50% de nuestra capacidad. Trazamos cuadrados de 6 pies en el escenario para que los estudiantes pudieran mantenerse fácilmente distanciados entre sí. En lugar de la recepción habitual en el vestíbulo después de la función, contratamos un camión de helados para aumentar la diversión. Incluso instalamos carpas frente al teatro para poder estar afuera y comer helado de manera segura y el hermoso pastel que uno de los padres hizo con nuestro logotipo y unas hermosas cortinas de terciopelo rojo al frente como las que cuelgan a los costados en nuestro teatro. Sí, muchos cambios en esta época de Covid.
Pero lo sorprendente fue lo rápido que todo volvió a la normalidad. Y lo normal es bueno. Ahora mismo lo normal es muy bueno. Lo que aprendí en nuestro primer evento con público en el teatro desde que empezó el Covid, fue que la parte normal es la parte humana de estar juntos. El saludo, la comunicación, recordar cuánto significa una persona para ti cuando la ves, abrazarla, reír con ella compartiendo humanidad. Las cosas que no son normales, como las máscaras y el distanciamiento social, se pasan rápidamente a un segundo plano cuando estás cara a cara con otros humanos y el acto normal de comunicarnos se hace cargo. Incluso con este año de pandemia catastrófica por el que todos hemos pasado, es bastante sorprendente lo rápido que se siente normal, volver a nuestras rutinas. Como andar en bicicleta, por ejemplo.
Los niños jugaron juntos, los padres nos contaron cómo les fue a sus familias durante la pandemia. Se disfrutaban los abrazos enmascarados, pero abrazos al fin y al cabo. Se dio, se sostuvo y se agradeció el contacto visual. Las personas eran personas. Al
igual que en los viejos tiempos antes de que cualquiera de nosotros aprendiera la palabra Covid.
Una de las cosas que realmente me preocupó al comienzo de la cuarentena fue que la nueva normalidad sería un mundo en el que las personas tendrían miedo de estar juntas. ¿Recuerdas cómo todos tratábamos de huir unos de otros en los supermercados al principio? Agarrando algo de un estante y moviéndose rápidamente por los estrechos pasillos. Fue incómodo, tan incómodo que temí que la gente se aislara permanentemente. Temía que los apretones de manos y los abrazos fueran cosas del pasado. Y temí lo que eso le haría a la humanidad.
Pero ahora sabemos que mis miedos no se materializaron. Los humanos pasaron la prueba de humanidad con gran éxito. No solo no nos tenemos miedo los unos a los otros, sino que estamos ansiosos por estar juntos. Tan pronto como tuvimos todo despejado para aventurarnos de nuevo en el mundo, incluso detrás de las máscaras, las sonrisas eran evidentes y los abrazos fluían. Los apretones de manos, ahora lo sabemos, siguen siendo un hábito para los humanos. Incluso los abrazos parecen estar aquí para quedarse. Nuestro año de cuarentena no nos privó de nuestra humanidad. Y eso es bueno. Es bueno estar de regreso. Incluso con los nuevos requisitos del uso de los cubrebocas, incluso ahora en julio, que dimos dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás con el aumento de los no vacunados; aún incluso con el recordatorio aleccionador de que todavía no estamos fuera de peligro, fue genial estar de regreso en el nuestro teatro para un evento en vivo este mes.
Ahora sabemos que no tenemos que preguntarnos si alguna vez volveremos a verlos en nuestro hermoso y antiguo teatro. Simplemente tenemos que preguntarnos cuándo.