Shaken Awake/Un agitado despertar
It happened last week. In a clinic just a few blocks from the theatre. I had brought a neighborhood senior to see a Patient Advocate for help with his Medicare. The Patient Advocate was a tall middle-aged man named Juan, whose kind eyes stood out above his mask. He walked fast as he led the way down a long hallway being sure to keep his social distance. At the end of the hall he stepped aside and gestured to invite us into his small office. I helped the senior navigate his walker around the two chairs facing the desk. Once we had crammed ourselves into the tiny space, Juan walked around to his side of the desk and reached warmly over to shake my hand. Without thinking I reached out and met his hand over the desk and before I knew it, I had done it. The unthinkable. A handshake.
Ocurrió esta semana. En una clínica a pocas cuadras del teatro. Había traído a un adulto mayor del vecindario para que viera a un promotor o defensor de pacientes para que lo ayudara con su Medicare. El defensor del paciente era un hombre alto de mediana edad llamado Juan, cuyos amables ojos destacaban por encima de su máscara. Caminó rápido mientras conducía por un largo pasillo asegurándose de mantener su sana distancia. Al final del pasillo se hizo a un lado e hizo un gesto para invitarnos a su pequeña oficina. Ayudé al adulto mayor a navegar con su andador alrededor de las dos sillas frente al escritorio. Una vez que nos apretujamos en el pequeño espacio, Juan se desplazó por un lado del escritorio y se acercó cálidamente para estrecharme la mano. Sin pensar, extendí la mano y tomé su mano por arriba del escritorio y antes de darme cuenta, ya lo había hecho. Lo impensable. Un apretón de manos.
I have spent much of this pandemic worrying about the impact on humanity if handshakes become a thing of the past. I have been assuming this would happen. I have mourned the loss of handshakes even though I always feel awkward in the middle of them. That’s the irony. Every time I’ve ever shaken hands with anyone I’ve always felt a bit embarrassed. Ever since adolescence, when grown men started grabbing my hand and squeezing it way too hard as if trying to teach me how to be manly. Nevertheless I do understand the value of human contact and have worried as I sat at home riding out 2020 that this virus would train humans to give it up post-pandemic.
He pasado gran parte de esta pandemia preocupándome si por su impacto en la humanidad, los apretones de manos se convertirían en cosa del pasado. Había asumido que esto sucedería. He llorado la ausencia de los apretones de manos a pesar de que siempre me siento incómodo con ellos. Esa es la ironía. Cada vez que le he dado la mano a alguien, siempre me he sentido un poco avergonzado. Desde la adolescencia, cuando los hombres adultos empezaron a agarrarme la mano y apretarla con demasiada fuerza, como si quisieran enseñarme a ser hombre. Sin embargo, entiendo el valor del contacto humano y me preocupé mientras estuve sentado en casa durante el 2020 de que este virus entrenara a los humanos para que abandonaran esta costumbre después de la pandemia.
So imagine my surprise to learn that human contact lives! And it was so easy. Just like riding a bike. So surprised was I that I actually stopped Juan as he sat and began talking about Medicare.
“Wait.” I said. “Do you realize... that you just shook my hand?”
Juan looked confused.
“That is the first time I’ve shaken anybody’s hand in over a year.” I said as if making a scientific discovery.
Juan stood up and got the bottle of hand sanitizer on the gray file cabinet behind him and offered it to me.
“No, it’s fine. I just thought ... I’m just saying that I’d forgotten that...you know...anyway.”
He sat and started again about Medicare while I sat half-listening while feeling giddy for having reached out and touched someone. A real person. Without fear. Without even thinking. Just like old times. Like normal. But with masks. And hand sanitizer. What was very clear was that even Medicare sounded better after a couple of seconds of human contact. Part A? Part B? Maybe everything’s gonna be alright.
¡Así que imagina mi sorpresa al darme que el contacto humano ha sobrevivido! Y fue tan fácil, como andar en bicicleta. Me sorprendió tanto que detuve a Juan mientras se sentaba y comenzaba a hablar sobre Medicare.
"Espera." Dije. "¿Te das cuenta ... de que me acabas de dar la mano?"
Juan parecía confundido.
"Esa es la primera vez que le doy la mano a alguien en más de un año". Dije como si estuviera haciendo un descubrimiento científico.
Juan se puso de pie, tomó la botella de desinfectante de manos del archivador gris detrás de él y me lo ofreció.
"No, esta bien. Solo pensé que... solo digo que me había olvidado de eso ... ya sabes ... pero no te preocupes".
Se sentó y comenzó a hablar de nuevo sobre Medicare mientras yo lo escuchaba a medias porque me sentía mareado por haber extendido la mano y tocado a alguien. A una persona real; sin temor, sin siquiera pensarlo como en los viejos tiempos. Como era la costumbre, pero ahora con máscaras y desinfectante de manos. Lo que estaba muy claro era que incluso Medicare sonaba mejor después de un par de segundos de contacto humano. ¿Parte A? ¿Parte B? Quizás todo va a estar bien.