Becoming Granny / Convirtiéndome en abuelita

 
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One of the great things about summer at 24th STreet is that our former students, who are now in college, often stop in for a visit. They tell us about their college adventures and they almost always say how much it means to them that the theatre is still here, just as it was when they were a kid. And I tell them that I’m really proud of them and they tell me how much the theatre has helped them in their lives. You see why I love these visits...even though they sometimes make me feel old because the college kids seem to be so amazed that I’m still alive. I don’t remind them that they’ve only been gone for a couple of years.

But because I do sometimes find myself being the elder these days, and thus the keeper of traditions, I also have come to the point in my life where I’ve become my grandmother and I dispense unsolicited advice, just like my Granny did. I tell them to find careers that are meaningful and bring them joy, for instance. And I tell them to travel while they’re young and have the flexibility. They don’t seem particularly grateful for this wisdom, but I share it anyway, being the old man that I am.

This year, I decided to share Granny’s financial advice with our current teens. As part of our Leadership Academy, we pay our Summer Cool teen mentors a $100 stipend. We want them to have a little back-to-school money. Plus they’ve more than earned it and we want them to know what it’s like to get paid for doing work, even if it’s just a stipend. But even more importantly, we want to teach them to start saving for their future. So this year our teen mentors got their $100 bill taped to a letter with Granny’s sage advice.  The letter simply says that this money is theirs to do whatever they want with. BUT we suggest that they save a portion of it. We suggest saving half of it and spending the other half. We suggest to them that if they get into the habit of always saving some portion of every paycheck they receive, they’ll save a lot of money in their lives. It’s how we grew the theatre after starting with absolutely no money in the bank.

Yes, the advice is unsolicited and it’s unlikely that any of them will follow my old-man’ish suggestion. Some of them, in fact, are from homes in dire financial distress and will likely hand their money over to their parents to contribute to household expenses. But most, I presume, will just go buy a new phone case, or whatever teens buy these days. Still, in an age when kids often don’t get any financial counsel, I decided it would be grandparental malpractice to give them money with no guidance on saving.

Particularly proud that this year that I had forethought to type up Granny’s advice and then tape their Benjamin Franklin to it, I hovered over a teen mentor’s shoulder while he opened his stipend envelope on the last day of Summer Cool.  “Read it.”, I said to him annoyingly. He first took the taped Franklin off the page and put it in his pocket. Then he read the letter as I stood by proudly, remembering how Granny had told me much of this verbatim. “This is what my Grandmother shared with me.”, I said warmly to Owen after he had read it aloud. “Yeah, I remember it from last year’s letter. It said the same thing.”  “Wait, what? You mean I gave you a letter like this last year with your stipend?”, I asked. “Yep, you said save half of it, just like this year.” Wow. I had done this the year before, but forgotten. Then did it again, thinking that I had just thought of it for the first time. I am definitely becoming my Granny. Time for my nap.

Una de las mejores cosas del verano en el Teatro 24 es que nuestros ex alumnos, que ahora están en la universidad, a menudo nos visitan. Nos hablan de sus aventuras universitarias y casi siempre dicen lo mucho que significa para ellos que el teatro todavía esté aquí, tal como era cuando eran niños. Y les digo que estoy muy orgulloso de ellos y me dicen cuánto les ha ayudado el teatro en sus vidas. Ya ven por qué me encantan estas visitas ... a pesar de que a veces me hacen sentir viejo porque los universitarios parecen estar tan sorprendidos de que siga con vida, nunca les recuerdo que hace solo un par de años que se fueron. Pero debido a que a veces me encuentro siendo el más viejo estos días, y por lo tanto el guardián de las tradiciones, también he llegado al punto en mi vida en el que me he convertido en algo así como mi abuela y ofrezco consejos no solicitados, al igual que mi abuelita. Les digo que busquen carreras que sean significativas y les den alegría, por ejemplo. Y les digo que viajen ahora que son jóvenes y que tienen la flexibilidad. No parecen particularmente agradecidos por mi sabiduría, pero la comparto de todos modos, siendo el hombre viejo que soy.

Este año, decidí compartir el consejo financiero de mi abuela con nuestros actuales adolescentes. Como parte de nuestra Academia de Liderazgo, pagamos a nuestros mentores adolescentes de “Summer Cool” un estipendio de $ 100. Queremos que tengan un poco de dinero para el regreso a la escuela. Además, se lo han ganado con creces y queremos que sepan lo que se siente que se les pague por hacer un trabajo, incluso tratándose solo de un estipendio. Pero aún más importante, queremos enseñarles a comenzar a ahorrar para su futuro. Así que este año nuestros mentores adolescentes obtuvieron su cheque de $100 en una carta con el sabio consejo de la abuela. La carta simplemente dice que este dinero es suyo para hacer lo que quieran. PERO les sugerimos que guarden una parte de esto. Les sugerimos guardar la mitad y gastar la otra mitad. Les sugerimos que si adquieren el hábito de ahorrar siempre una parte de cada cheque que reciben, ahorrarán mucho dinero en sus vidas. Es cómo nosotros hicimos que el teatro creciera después de comenzar con absolutamente nada en el banco. Sí, el consejo no fue pedido y es poco probable que alguno de ellos siga la sugerencia de un hombre viejo como yo. Algunos de ellos, de hecho, provienen de hogares en extrema dificultad financiera y es probable que entreguen su dinero a sus padres para contribuir con los gastos del hogar. Pero la mayoría, supongo, irá a comprar una nueva funda para el teléfono, o cualquier otra cosa que los adolescentes compran en estos días. Aún así, en una era en la que los niños a menudo no reciben asesoría financiera, decidí que sería una negligencia de abuelo, darles dinero sin un consejo para ahorrar.

Particularmente orgulloso de que este año había planeado imprimir los consejos de la abuela y luego entregárselos con su “Benjamin Franklin”, revoloteé sobre el hombro de un mentor adolescente mientras él abría su sobre con el estipendio en el último día de “Summer Cool”. "Léelo", le dije enfadosamente. Primero sacó el “Franklin” pegado a la hoja y se lo metió en el bolsillo. Luego leyó la carta mientras yo me quedaba de pie a su lado escuchándolo orgullosamente, recordando cómo mi abuela me había dicho muchas de estas cosas al pie de la letra. "Esto es lo que mi abuela compartió conmigo", le dije calurosamente a Owen después de haberla leído en voz alta. "Sí, lo recuerdo de tu carta del año pasado. Decía lo mismo "." Espera, ¿qué? ¿Quieres decir que te di una carta como esta el año pasado con tu estipendio? ", Le pregunté. "Sí, dijiste que guardara la mitad, al igual que este año". Guau! Lo había hecho el año anterior, pero lo había olvidado. Y ahora lo hice de nuevo, pensando que lo había hecho por primera vez. Definitivamente me estoy convirtiendo en mi abuelita. Es hora de mi siesta.