Teatro del Corazón / Theatre of the Heart
by Jesús Castaños-Chima
In 2014 we started this adventure called Teatro del Pueblo. We received a grant to give theatre classes for two years to parents of children and young people who took classes in our different programs. The idea was to build a bridge to a common ground where parents and children share the same activity and thus encourage communication between them. And what better way than through the magic of theatre. Working with members of the community was a challenge because they did not have theatre experience. For that reason, we hired a couple of professional artists to carry out the project.
The first time I worked as an actor, since the program required two professional actors to support the work. The experience could not be more satisfactory. Working in this group taught me many things. The common egos of actors did not exist. The human being with his defects and virtues was above any frivolity. I had the privilege of working with real people who did not hide their feelings. The theatre had given them a safe and reliable place and they were grateful for it, showing themselves as they really were, telling their life experience without hesitation and with their hearts in their hands. The stories they told there were as dramatic as they were real. Each had to cross a thorny path to get to where they were now. They were mostly success stories. Stories with a happy ending. After a year of story circles and workshops, the play Ladybird was created from these stories and was performed by these community members to standing ovations. The first year of the project was complete and we were all very happy with the process and production.
The following year, I was entrusted with the task of directing the project and I gladly accepted. The experience of the previous year gave me the confidence to face this challenge. The process was basically the same: story circles where the playwright was inspired to write the play based on the stories told by the people in the room. The majority of the cast had decided to stay in the program from the year before, along with some new people who had heard great things of the program. This time, the play was La Víspera, which this December we will be presenting for the third consecutive year. Despite the fact that the project's original funding was for only two years, the theatre decided to continue using its own resources and seek out new funding, thanks to the success and to the great enthusiasm shown by the cast members.
La Víspera ("The Eve") is a story about resilience, a word we rarely use in Spanish but which is very common in English, perhaps because its meaning has a lot to do with the stories we find in this country at every corner. Resilience means the ability of the human being to overcome the adverse. The result of this program has been the same every year. The audience continues to give them standing ovations, not only because most are relatives or friends, but because they have really done a professional job with a lot of discipline and sacrifice. And above all, because it’s a work from the heart, that standing ovation is a well-deserved reward. So this year we invite you to again enjoy and support this work where resilience, love, sacrifice and a sense of community are the main protagonists.
por Jesús Castaños-Chima
En el 2014 iniciamos esta aventura llamada Teatro del Pueblo. El teatro recibió una subvención para impartir clases de teatro por dos años a los padres de lo niños y jóvenes que tomaban clases en nuestros diferentes programas. La idea era crear un puente a un terreno común donde padres e hijos compartieran una misma actividad y así fomentar la comunicación entre ellos y que mejor que a través de la magia del teatro. Trabajar con miembros de la comunidad era un gran reto ya que ellos no tenían la disciplina del teatro y sus prioridades eran otras. Por ese motivo, el teatro contrató un par de artistas profesionales con experiencia en ese campo para que llevaran a cabo el proyecto.
Esta primera vez, me tocó trabajar como actor ya que el programa permitía un máximo de dos actores profesionales para que sustentaran la obra. La experiencia no pudo ser más satisfactoria. Trabajar en este grupo me enseñó muchas cosas. Los egos comunes de los actores no existían. El ser humano con sus defectos y virtudes estaba por encima de cualquier frivolidad. Tuve el privilegio de conocer gente de verdad que no escondía sus sentimientos. El teatro les había brindado un lugar seguro y confiable y ellos lo agradecían mostrándose como realmente eran, contando su experiencia de vida sin tapujos y con el corazón en la mano. Las historias que ahí contaban eran tan dramáticas como reales. Cada uno había tenido que cruzar un camino espinoso para llegar a donde ahora estaban. En su mayoría eran historias exitosas. Historias con un final feliz. Al cabo de un año se presentó la obra Ladybird creada a partir de estas historias. Se había cumplido la primera etapa del proyecto y todos quedamos muy felices y satisfechos por los excelentes resultados.
Al año siguiente, se me encomendó la tarea de dirigir el proyecto junto a un equipo de profesionales y acepté gustosamente. La experiencia del año anterior me daba la confianza para enfrentar este reto. El proceso fue básicamente el mismo. Un círculo de historias donde un dramaturgo tomaba nota para posteriormente escribir la obra a partir de ellas. No tuvimos que hacer una nueva convocatoria ya que la mayoría del elenco habían decidido quedarse y solo algunas caras nuevas llegaron gracias a los buenos comentarios que sobre la primera obra, pasaron de boca en boca. Esta vez, la obra fue La Víspera, la cual este diciembre, estaremos presentando por tercer año consecutivo ya que a pesar de que los recursos del patrocinio del proyecto eran para dos años solamente, el teatro decidió continuarlo utilizando recursos propios, gracias al éxito y al gran entusiasmo mostrado por los miembros del elenco.
La Víspera es una historia sobre la resiliencia, una palabra que raramente utilizamos en español pero que en inglés es muy común, quizá porque su significado tiene que ver mucho con las historias que en este país encontramos en cada esquina. Resiliencia significa la capacidad que tiene el ser humano de sobreponerse a lo adverso, como en el caso de la mayoría de ellos. El resultado de esta puesta en escena ha sido el mismo cada año. El público los sigue aplaudiendo de pie, no solo porque en su mayoría son familiares o conocidos, sino porque en verdad han hecho un trabajo profesional con mucha disciplina y sacrificio pero sobretodo, un trabajo que ha salido del corazón y ese aplauso de pie es una merecida recompensa. Así que este año los esperamos de nuevo para que disfruten y den fé de este trabajo donde la resiliencia, el amor, el sacrificio y el sentido de comunidad son los principales protagonistas.