Speaking Up for Butterflies

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I worked for 24th ST from 2013–2015, left when I moved to Orlando and now I’m back in the role of Communications Director.

I remember the first school shooting after I started — and how painful is it that there were so many more; I knew in my heart that we couldn’t carry on as normal and began posting articles on how to talk to your children about guns and violence in schools. I did this without asking Jay or Debbie, and, they being who they are, encouraged it and appreciated the role that they could take to perhaps help their community in some way. We all felt so helpless. Giving parents and educators the tools to face those young minds who look to them for guidance, for help understanding their complex emotions; that is something we can do.

Fast forward to 2017 and Charlottesville. Perhaps because I just returned to this work again; perhaps because my planner clearly told me that I was to focus on marketing La Razón Blindada that day. Perhaps because now, months later, I am so used to diving deeply into my work in order to tune out the violence and horrors manifesting themselves on our streets; perhaps for all of these reasons, my instincts on Saturday were off. I went about the day like it was a normal day, trying so hard to make it a normal day.

But of course it wasn’t. This reality is normal for many of our citizens, although I hold too much middle class white heterosexual cisgender privilege to experience this hate on a daily basis.

I woke up Sunday morning to my small sons clamoring for my attention and a long to do list running through my head. Over that first cup of coffee, I read a twitter thread from a clown, describing what happens when a boy wants a blue butterfly painted on his cheek and his parents make him get a skull and crossbones instead. They turn his desire to appreciate something beautiful into an image of violence and hate, effectively telling him not to embrace the way he feels unless it fits their — and our society’s — image of masculinity. The power of a birthday clown’s story even caused my husband to rethink a conversation we had about a princess dress my son likes, a conversation we had months ago and never resolved.

It made me feel very insincere and cowardly for ignoring current events in favor of privilege and a to-do list.

So I pledge to speak up to you, our 24th ST Community, about beauty, emotions and how to talk about them. It’s the least I can do to enhance the mission you all support, to supplement the fantastic storytelling that allows parents, teens, kids and friends alike to tap into your emotions and give you space to feel without judgment.

Trabajé para el Teatro 24 del 2013 hasta el 2015, luego me mudé a Orlando y ahora estoy de vuelta en el puesto de Director de Comunicaciones.

Recuerdo el primer tiroteo en las escuelas poco después de que comencé - y cuán doloroso que haya habido tantos más-; sabía en mi corazón que no podíamos continuar como de costumbre y empecé a publicar artículos sobre cómo hablar con sus hijos sobre las armas y la violencia en las escuelas. Hice esto sin preguntarle a Jay o Debbie, quienes por ser como son, alentaron y apreciaron el papel que estos artículos podrían tomar para ayudar a su comunidad de alguna manera. Todos nos sentíamos tan indefensos. Dar a los padres y educadores las herramientas para enfrentar a estas mentes jóvenes que buscan su orientación para ayudar a entender sus complejas emociones; Eso es algo que podemos hacer.

Avanzamos rápido al 2017 y Charlottesville. Tal vez porque acabo de volver a este trabajo; Tal vez porque mi planificador claramente decía que yo iba a centrarme en la promoción de La Razón Blindada ese día. Tal vez porque ahora, meses más tarde, estoy tan acostumbrada a profundizar en mi trabajo para desentrañar la violencia y los horrores que se manifiestan en nuestras calles; Quizás por todas estas razones, mi instinto estuvo apagado el sábado. Pasé el día como si fuera un día normal, tratando de que fuera un día normal.

Pero por supuesto que no lo era. Esta realidad es normal para muchos de nuestros ciudadanos, por supuesto, aunque yo mantengo demasiado el privilegio de cisgender heterosexual blanco de clase media para experimentar este odio diariamente.

Desperté el domingo por la mañana con mis hijos pequeños clamando por mi atención y una larga lista de cosas en la cabeza. Sobre esa primera taza de café, leí un Twitter de un payaso, describiendo lo que sucede cuando un niño quiere una mariposa azul pintada en su mejilla y sus padres le hacen pintar una calavera y unos huesos cruzados en su lugar. Ellos cambian su deseo de apreciar algo hermoso por una imagen de violencia y odio, diciéndole efectivamente que no abrace la forma en que él siente a menos que se ajuste a la de ellos - y a la de nuestra sociedad - sobre la masculinidad. El poder de esta historia del payaso de cumpleaños hizo incluso, que mi marido repensara una conversación que teníamos sobre un vestido de princesa a mi hijo le gusta, una conversación que tuvimos hace meses y que nunca resolvimos.

Me hizo sentir cobarde y que no era muy sincera por ignorar los acontecimientos actuales en favor de los privilegios y una lista de cosas por hacer.

Así que me comprometo a hablarle a usted, nuestra comunidad del Teatro 24, sobre la belleza, las emociones y cómo hablar sobre ellas. Es lo menos que puedo hacer para mejorar la misión que todos ustedes apoyan, para complementar la fantástica forma de contar historias que permite a padres, adolescentes, niños y amigos por igual, aprovechar sus emociones y darles un espacio para que sientan sin juzgar.