Great Gordon
The Greatness of Gordon
By Jay McAdams
When I moved to L.A. at the age of 20, I knew very little about theatre. That now seems odd since I was moving to attend The American Academy of Dramatic Arts, an acting school dedicated to theatre training. But the only plays I had actually seen in my native Oklahoma had been at my high school and college. I was intrigued by the idea of being an actor but I had never really seen any professional theatre. By that time in the 1980’s, Gordon Davidson had already been transforming theatre in L.A. and around the country for two decades. And while I was as green as could be about theatre, it didn’t take me long to find out who Gordon Davidson was. Gordon made the first professional theatre I ever experienced. I didn’t just see it, or hear it, it was really an experience. Nothing was more exciting for me in those early years as a young actor than to venture downtown to L.A.’s Mark Taper Forum to see the real professionals at work. And whenever I did, I was absolutely blown away. I’d never seen anything like this! It was hard hitting, yet beautiful. It made me sure that theatre really mattered, that it was important. It was so much more than mere entertainment.
I didn’t know it yet, but Gordon’s edgy and substantive work would influence my entire career. Because Gordon’s work showed me the power of experimental theatre, I would spend the next three decades working to create substantive theatre that affected those in the audience deeply. Gordon showed me how powerful theatre could be! And I’ve been trying to capture that power in every show for 30 years now. That early work moved me so much that it actually informed the children’s theatre I create today. My whole brand, looking back, was influenced by Gordon’s brand of theatre. I spend a lot of time trying to explain to people that while we do children’s theatre, it’s not the kind of theatre you think of when you think of children’s theatre... no it’s real theatre but for kids, serious children’s theatre. Maybe I should just say I try to make children’s theatre as exciting, powerful and artful as Gordon Davidson would make it.
Gordon’s curtain speeches also impressed me greatly. Whenever he jumped up on that stage before a show, he made you feel like family. Gordon, just talking to you, and you leaned forward and relaxed. It was personal, not informational. It’s one of the great gifts Gordon gave me. I still try to mimic Gordon when I do my curtain speeches, being sure to talk with my audiences, never at them. In the way stand-up comedians still try to mimic Carson or Letterman, I think Gordon. My curtain speeches are always too long according to my staff and casts and crews. An actor once called my cell phone from the dressing room during my curtain speech to tell me to get on with the show. But Gordon taught me that you can’t have a meaningful conversation, a true conversation, in 2 minutes. It takes time to get acquainted, to relax people, to welcome them properly in a way that is sincere. So I wear the teasing of my staff as a badge of honor, because I know in my gut that it is important that I make it personal and real even if it goes on too long. Better to err on the side of genuine rather than worry about brevity. Gordon taught me that and the lesson has helped make 24th STreet Theatre what it is today.
When Gordon passed away this week at the age of 83, we lost one of the great pioneers of the non-profit movement, one of the great innovators of the American theatre, and one of the most respected cultural leaders of Los Angeles. But Gordon’s work lives on in thousands of theatre artists like me, as we try to mimic his brilliance in our curtain speeches, in our rehearsals, and in our lobbies. We’ll keep trying to make theatre that matters, because why else do it? On stages everywhere, many of us will keep aspiring to be Gordon Davidson. We will not achieve it, of course, because what seemed to come naturally for Gordon takes extraordinary effort for the rest of us. But for Gordon, that talent, that artistic vision, that authentic warmth... that’s just who he was. He was the real deal.
La Grandeza de Gordon
Por Jay McAdams
Cuando me mudé a Los Ángeles a la edad de 20 años, sabía muy poco sobre el teatro. Esto ahora parece extraño ya que me estaba mudando para asistir a la Academia Americana de Arte Dramático, una escuela de actuación dedicada a la formación teatral. Pero las únicas obras que en realidad había visto en mi nativa Oklahoma habían sido obras y musicales tradicionales en mi escuela secundaria y en la universidad. Yo quería ser actor, pero realmente nunca había visto ninguna obra de teatro profesional. En ese momento, en la década de 1980, Gordon Davidson ya había estado transformando el teatro en Los Ángeles y en todo el país durante dos décadas. Mientras yo, aún estando tan verde sobre el teatro como podría estar, no me tomó mucho tiempo para averiguar quién era Gordon Davidson. Gordon hizo el primer teatro profesional que he experimentado. No solo lo ví, o escuché, sino que fue realmente una experiencia para mi. Nada era más emocionante para mí en esos primeros años como joven actor, que aventurarme al centro de Los Ángeles e ir al Mark Taper Forum para ver a los verdaderos profesionales trabajando. Y cada vez que lo hice, me quedé impresionado. Nunca había visto nada como esto. Me pegó duro, pero fue hermoso. Me convenció de que el teatro realmente importaba, que era algo importante. Era mucho más que un mero entretenimiento.
No lo sabía aún, pero el trabajo vanguardista y auténtico de Gordon influiría en toda mi carrera. Porque Gordon me mostró el poder del teatro experimental y yo pasaría las próximas tres décadas trabajando para crear un teatro verdadero que afectara profundamente a la audiencia. Gordon me mostró lo poderoso que el teatro podía ser. Y yo he estado tratando de encontrar ese poder en cada obra durante 30 años. Ese previo trabajo temprano me movió tanto que ha influido el teatro para niños que hago hoy en día. Toda mi carrera, mirando hacia atrás, ha sido influida por la marca del teatro de Gordon. Invierto mucho tiempo tratando de explicar a la gente que si bien es cierto, hacemos teatro infantil, pero no es el tipo de teatro que ellos piensan cuando piensan en el teatro para niños ... no, esto es un teatro para niños en serio. Tal vez debería decir, trato de hacer un teatro infantil tan emocionante, poderoso e ingenioso como Gordon lo haría.
Los discursos de Gordon antes de las funciones, también me impresionaron mucho. Cada vez entraba de un salto al escenario antes de cada función, te hacía sentir como en familia. Era simplemente el tío Gordon hablándote a ti, y tu te relajabas en tu butaca. Era personal, no informativo. Es uno de los grandes regalos que Gordon me dio. Sigo tratando de imitar Gordon cuando hago mis discursos antes de las funciones, asegurándome de hablar con mi público, no por encima de él. En la forma en que los comediantes tratan de imitar a Carson o a Letterman, yo pienso en Gordon. Mis discursos son siempre muy largo según mi personal y los elencos y el equipo técnico. Un actor una vez me llamó a mi teléfono celular desde el vestuario durante mi discurso para decirme que ya parara y siguiera adelante con el espectáculo. Pero Gordon me enseñó que no se puede tener una conversación significativa, una verdadera conversación, en 2 minutos. Se necesita tiempo para conocer, para relajar a las personas, para acoger de manera adecuada en una forma que sea sincera. Así que me pongo las burlas de mi personal como una insignia de honor, porque en mi interior, sé que es importante y que eso lo hace algo personal y real, incluso si dura demasiado tiempo. Es mejor equivocarse por ser genuino que preocuparse por la brevedad. Gordon me enseñó eso. Y esa lección ha ayudado a hacer del Teatro 24 lo que es hoy.
Cuando Gordon falleció esta semana a la edad de 83 años, perdimos uno de los grandes pioneros del movimiento sin fines de lucro, uno de los grandes innovadores del teatro estadounidense y uno de los líderes culturales más respetados de Los Ángeles. Pero el trabajo de Gordon vive en miles de artistas de teatro como yo, ya que tratamos de imitar su brillantez en nuestros discursos, en nuestros ensayos y en nuestras antesalas. Vamos a seguir tratando de hacer teatro que nos importe. En los escenarios de todo el mundo, muchos de nosotros seguiremos aspirando a ser Gordon Davidson. No lo vamos a lograr, por supuesto, porque lo que parecía algo natural para Gordon, tomaría un esfuerzo extraordinario para el resto de nosotros. Pero para Gordon, ese talento, esa visión artística, esa calidez auténtica ... eso es simplemente lo que él era. Él era un tipo realmente auténtico.