What We Learned / Lo Que Aprendimos
When we locked up our theatre on Friday the 13th of March last year, it was for a 2-week shut down. We didn’t know what we didn’t know. In that same week, our beloved Tom Hanks rattled everyone by testing positive, the NBA cancelled their very lucrative season and the World Health Organization declared it a global pandemic. Even though things were clearly getting worse, a 2-week shut down still seemed radical. Two weeks was going to be tough. People in supermarkets started fighting over toilet paper and meat. Things got crazy fast.
At the theatre on that Friday the 13th, our staff huddled in the lobby with a white board and dry erase markers. We made a hurried list of which staffers would do what over these next two weeks to keep the theatre running. One of us would check the phone messages, one would pick up the mail, one would stay in touch with our families and another with our artists and board, and on and on until all tasks we thought we'd do those two weeks were accounted for. It seemed herculean as we wrote that list on the board, to shut our theatre’s doors for two weeks, maybe even three, or (gulp) four weeks. We filled both sides of the white board, front and back. We tried to think of everything we could that needed to be addressed. By afternoon, our attention had shifted to assisting our families with food and supplies. Two weeks, after all, seemed like such a long time to plan for. Parents were anxious and asked our staff for supplies. Our staff took toilet paper from our supply closet and snacks from our After ‘Cool program’s nutrition cabinet and even from their own lunches in our break room to make care packages for the families we serve.
But still, we didn’t know what we didn’t know in that very memorable week, in that last week of normalcy. We didn’t know then that we’d all spend the next year huddled in isolation. We didn’t know a year ago that we’d soon all be suffering from a new syndrome known as Zoom fatigue, a side effect of Covid. We didn’t know last year when we all went home for a couple of weeks, that there would be a few folks in our lives that we’d never see again. Not just those dying of Covid, but those who would lose their jobs or their homes due to the economic hardships of the pandemic. Many of the artists we work with had to move back to their home states to live with parents and family. It never occurred to any of us in that week one year ago, that some of our friends would die of routine sicknesses like heart attacks and cancer without us ever being able to see them again due to this lockdown. And without us being able to hug our loved ones or even tell them we love them or honor them at their funerals. We just didn’t know what was to come last year at this time.
We didn’t know last March how resilient we really are. We didn’t know last year how to navigate the first global pandemic of this magnitude in a century. But now, one year later, we know a lot more. We’re not fighting about toilet paper anymore, for now. We know now that scientists really know this stuff. It’s been quite amazing to watch how scientists have scrambled to figure this thing out and get a vaccine in just a few months. We know now that we can stay home for a year if we have to. That we can wear masks, even if we hate them. That we can teach our kids remotely if we have to. That even solitary confinement is survivable (with Netflix).
We still don’t know everything about this virus. We don’t know if the vaccines we have today will work on the variants tomorrow. We don’t know how long it will be a factor in our lives. We don’t know how long it’ll take the economy to recover the 10 million jobs lost in the U.S. But what we do know for certain this week, that we simply did not yet know last year at this time, is that WE CAN DO THIS. Last year we couldn’t envision surviving a 2-week shutdown and now we can see the light at the end of the tunnel, even though we cannot see exactly what that looks like yet. And whether it’s another month or another year of this, we now know that we can get through it. We can cope, however painful, however depressing. It’s no exaggeration to say that exactly one year later, we see the light.
Cuando cerramos nuestro teatro el viernes 13 de marzo del año pasado, pensamos en un cierre por 2 semanas. No sabíamos lo que no sabíamos. En esa misma semana, cuando nuestro querido Tom Hanks sacudió a todos al dar positivo, la NBA canceló su muy lucrativa temporada y la Organización Mundial de la Salud declaró una pandemia mundial. A pesar de que las cosas claramente estaban empeorando, un cierre por 2 semanas todavía parecía radical. Dos semanas iban a ser duras. La gente empezó a pelear por el papel higiénico y la carne. Las cosas se volvieron locas rápidamente.
Ese viernes 13, en la antesala del teatro, nuestro personal se reunió con una pizarra blanca y marcadores de agua. Hicimos una lista apresurada de qué miembros del personal harían qué durante las próximas dos semanas para mantener el teatro en funcionamiento. Uno de nosotros revisaría los mensajes telefónicos, otro recogería el correo, otro se mantendría en contacto con nuestras familias y otro con nuestros artistas y la junta. Parecía hercúleo mientras escribíamos esa lista en la pizarra, cerrar las puertas de nuestro teatro durante dos semanas, tal vez incluso tres, o (gulp!) cuatro semanas. Llenamos ambos lados del pizarrón. Intentamos pensar en todo lo que podíamos hacer y que debía abordarse. Por la tarde, nuestra atención se había centrado en ayudar a nuestras familias con alimentos y suministros básicos. Dos semanas después de todo, parecía mucho tiempo para planificar. Los padres estaban ansiosos y le pidieron útiles a nuestro personal. Nuestro personal tomó papel higiénico de nuestro armario de suministros y bocadillos del gabinete nutricional de nuestro programa “After ‘Cool” e incluso de sus propios almuerzos en nuestro comedor para hacer paquetes de ayuda para las familias a las que servimos.
Pero aún así, no sabíamos lo que no sabíamos en esa semana tan memorable; en esa última semana de normalidad. No sabíamos entonces que todos pasaríamos el próximo año acurrucados en aislamiento. Hace un año no sabíamos que pronto todos sufriríamos un nuevo síndrome conocido como fatiga de Zoom, un nuevo efecto secundario de Covid. No sabíamos el año pasado cuando todos nos fuimos a casa por un par de semanas, que habría algunas personas en nuestras vidas que nunca volveríamos a ver. No solo los que mueren de Covid, sino los que perderían sus trabajos o sus hogares debido a las dificultades económicas de la pandemia. Muchos de los artistas con los que trabajamos tuvieron que regresar a sus casas familiares para vivir con sus padres y familia. Nunca se nos ocurrió a ninguno de nosotros en esa semana del año pasado, que algunos de nuestros amigos morirían de enfermedades rutinarias como ataques cardíacos y cáncer sin que pudiéramos volver a verlos debido a este encierro. Y sin poder abrazar a nuestros seres queridos, ni siquiera decirles que los amamos u honrarlos en sus funerales. Simplemente no sabíamos lo que vendría en ese momento el año pasado.
Pero lo que tampoco sabíamos el año pasado era de qué estamos hechos los humanos. En marzo pasado, no sabíamos cuán resistentes somos realmente. El año pasado no sabíamos cómo navegar la primera pandemia mundial de esta magnitud en un siglo. Pero ahora, un año después, sabemos mucho más. Ya no estamos peleando por el papel higiénico, por ahora. Ahora sabemos que los científicos realmente saben estas cosas. Ha sido bastante sorprendente ver cómo los científicos se han apresurado a resolver esto y obtener una vacuna en solo unos meses. Ahora sabemos que podemos quedarnos en casa durante un año si es necesario. Que podemos usar máscaras, incluso si las odiamos. Que podemos enseñar a nuestros hijos de forma remota si es necesario. Que incluso el confinamiento solitario se puede sobrevivir (con Netflix).
Todavía no sabemos todo sobre este virus. No sabemos si las vacunas que tenemos hoy funcionarán mañana con sus variantes. No sabemos cuánto tiempo eso será un factor en nuestras vidas. No sabemos cuánto tiempo le tomará a la economía recuperar los 10 millones de empleos perdidos en los EE. UU. Pero lo que sí sabemos con certeza esta semana, que simplemente aún no sabíamos el año pasado en este momento, es que PODEMOS HACER ESTO. El año pasado no podíamos imaginar sobrevivir a un cierre de 2 semanas y ahora podemos ver la luz al final del túnel, aunque todavía no podemos ver exactamente cómo se ve ese túnel. Y si es otro mes u otro año de esto, ahora sabemos que podemos superarlo. Podemos sobrellevarlo, por doloroso o deprimente que sea. No es exagerado decir que exactamente un año después, podemos ver la luz.