Life Lessons / Lecciones de la Vida

Arlene Platten poppies.jpg

There are people in this world who are special. We all know one or two, if we’re lucky. People who have an intense sparkle in their eye. People who are driven to greatness. People who are so brilliant, or so loving, or so disciplined, or so funny, that you wish you were them. But you know that you could never be as great as that person, even if you tried. Because that person is just... special. And when you hear that one of these very extraordinary people have cancer you yell Noooooo! Not her! No, that is not right.

Arlene Platten was one of those very special people. Arlene was one of the first teachers we met after opening 24th STreet Theatre. She was a phenomenal teacher at the school nearest the theatre, Norwood Elementary. Norwood became our home school and over our first few years at the theatre, we got to know the teachers quite well. A lifelong educator extraordinaire, Arlene was meant to be a teacher. She had the mind of a scientist and the heart of a mother. And she was a great mom, not only to hundreds of students, but also to her own wonderful kids. When she grew  frustrated with the progress of her son's Special Needs education, she did what every mother would do.  She went back to school and got her doctorate degree in Special Education. Doesn’t everybody do that? Did I mention she also earned two Masters degrees and spoke four languages?

Arlene succumbed two weeks ago after a courageous 4-year battle with cancer. I say courageous, not just because she battled cancer. Anyone diagnosed with it has no choice but to face it.  I say courageous because Arlene met her terminal illness without denial or a heightened sense of doom. She approached it with her scientific mind, as she did her teaching. She lived these past four years as she lived always, with integrity, humor, and passion.

Arlene was diagnosed while completing her doctorate degree. Most people would have put school on hold after such a diagnosis. I sure would have. But Arlene persevered, refusing to quit. I went to see her graduation from USC because I was so blown away at what she had accomplished, at who she was. Only those of us who knew her fully understood when she walked across that stage in her cap and gown what odds she had overcome to complete her degree. She was so impressive, so very special. After getting her Ed.D she coached educators and consulted with schools and worked with students. She was indefatigable. She actually went to work during the last week of her life. One of the 3rd grade students that she had helped with a breakthrough that week attended her funeral. She was an educator through and through. One of the best. So it makes sense that Arlene Platten taught us so much.

Hay personas en este mundo que son especiales. Todos conocemos a uno o dos de ellos, si tenemos suerte. Son personas que tienen un brillo intenso en sus ojos. Personas que están destinados para la grandeza. Personas que son tan brillantes, o tan cariñosas, o tan disciplinadas, o tan chistosas, que quisieras ser como ellos. Pero sabes que nunca podrías ser tan increíble como ellos, aun si lo intentaras. Porque esa persona es simplemente… especial. Y cuando escuchas que alguna de esas personas tan extraordinarias tiene cáncer, gritas Nooooo! Ella no! No, eso no es posible!

Arlene Platten era una de esas personas muy especiales. Arlene era una de las primeras maestras que conocimos después de abrir el Teatro 24. Ella era una maestra fenomenal en la escuela más cercana al teatro, Norwood Elementary. Norwood se convirtió en nuestra escuela, y durante nuestros primeros años en el teatro comenzamos a conocer a todos los maestros muy bien. Una educadora extraordinaria de toda la vida, Arlene fue destinada para ser maestra. Tenía la mente de una científica y el corazón de una madre. Y era una mamá increíble, no solo a cienes de estudiantes pero también a sus propios hijos. Cuando se frustraba con la educación de su hijo con necesidades especiales, hizo lo que cualquiera madre haría. Regreso a la escuela y consiguió su doctorado en Educación Especial. ¿Que, todos no hacen eso? ¿Se me olvidó mencionar que también consiguió dos maestrías y hablaba cuatro lenguajes?

Arlene cayó hace dos semanas después de una valiente batalla de cuatro años con el cáncer. Y digo valiente no solo porque batalló con el cáncer. Cualquiera persona que está diagnosticada con cáncer no tiene más remedio que enfrentarlo. Digo valiente porque Arlene se enfrentó con su enfermedad terminal sin negación o un mayor sentido de fatalidad. Lo acercó con su mente científica, como hacía con su enseñanza. Vivió estos pasados cuatro años como los había vivido toda la vida, con integridad, humor, y pasión.

Arlene fue diagnosticada mientras completando su doctorado en educación. La mayoría de la gente hubiera puesto a la escuela en espera después de recibir tal diagnosis. Yo seguramente lo hubiera hecho. Pero Arlene perseveró, rechazando darse por vencido. Yo fui a ver su graduación en USC porque estaba tan impresionado por lo que había hecho, por quien era. Solo los de nosotros que la conocíamos en realidad comprendimos que cuando marchó a través de ese escenario en su gorra y vestido había sobrepasado tantas dificultades para obtener su doctorado. Era tan impresionante, tan especial. Después de recibir su doctorado en educación, ella entrenó a otros educadores y consultó con las escuelas y trabajó con los estudiantes. Era infatigable. Ella fue al trabajo durante la última semana de su vida, y unos de los estudiantes que había ayudado con un avance atendió su funeral. Era una educadora por los cuatro costados. Una de las mejores. Así que tiene sentido que Arlene Platten nos enseño tanto.